Crear, esto que a veces nos parece imposible,
que nos lleva a pensar que solo lo pueden hacer los iluminados, esa gente que
es tan especial, tocados por una varita mágica llamada Dios.
Cuando digo “Yo creo”, con eso empiezo a mover
esa energía que está a mí alrededor. Crear es ese convencimiento de que yo
merezco ser, y no tan solo eso sino que “yo soy” y por tanto “yo creo”.
Cuando me puse a crear mis esencias, creía que
no era merecedora, que no podía ser que yo crease nada, por lo tanto lo llamaba
elaborar, como un artesano que no quiere decirse artista, porque piensa que las
cosas que salen de sus manos, no son merecedoras de tal titulo.
Y aquí estamos creando “nuestra realidad” día
a día, sin saber que entre todos, creamos una ilusión y que esto puede cambiar.
Crear es ser otra vez esa niña que cree que
todo es posible. Hay magia en cada instante de la vida y eso si podemos
creerlo, es necesario para poder seguir nuestro camino.
Estos días ha venido a visitarnos Hypatia y
María Magdalena para que podamos tener su esencia, primero en mi y luego para
todos los que quieran creer en ello.
Hypatia esa mujer que es fuente de
conocimiento, que hace que todo lo que necesitemos saber, venga a
nosotros. La información que hay en el
Universo está a punto para que, el que la quiera la obtenga pero, a veces
nuestros miedos no frenan en todo este proceso. Por eso creo que Hypatia ha
decido venir.
María Magdalena somos todas, ya lo sabéis
mujeres…Nuestra feminidad es una parte importante en la actualidad. Esta
feminidad que esta sanando y ayuda en la evolución de nuestra Tierra. Cada
mujer necesita su Cristo, su alma gemela y ella nos ayuda a reconocerlo. ¡El
revuelo que está haciendo su esencia a mí alrededor es genial! Cuantos Cristos
y María Magdalenas se están encontrando por momentos. Es el momento de vivir en
armonía dentro del compromiso de pareja. Crear una conexión entre los dos. Esos
sentimientos mutuos, telepatías y demás conexiones que hay entre dos seres que
son uno parte del otro.
También ha sido el momento de recrear las
esencias de moscas, abejas y hormigas voladoras.
Cada una nos ayuda en nuestro vivir.
A menudo las gente me dice “¿Por qué haces
esencias, todo el mundo anda haciendo esencias?” y yo solo puedo decir que las
hago porque creo en ellas y en mí, y es lo que siento. Si tantas personas
creemos en ellas y las hacemos, por algo será.
Si todo mi trabajo sirve solo para cambiar a
una persona y esta persona es la que falta para que el huso de la balanza se
incline, aunque sea una milésima hacia el otro lado, todos habremos ganado.
¿Por qué no intentarlo?
Las hormigas voladoras son esos insectos que
llegan a este mundo con alas y tienen que deshacerse de ellas para poder hace
el trabajo interno a que han venido. Poner esa semilla en cada instante que
sirve para que su nido (Tierra) sea prospero. Muchas personas no terminan de
abandonar esas ilusiones para ponerse manos a la obra y empezar a trabajar en
su nido interior.
Es tiempo de disfrutar, de vivir el ahora y a la
vez de terminar de limpiar nuestra alma de todo lo pesado y denso. Nos está
pillando el toro y todavía andamos muy cargados.
“To enjoy” como dicen los ingleses, sentir
como “joyas” esos momentos que vivimos cada día. Mirar el mar, sentir el viento
por la calle, sentir que estamos vivos…ahora.
Usamos las palabras para intentar clasificar
cada cosa y a veces no es necesario. Como vamos a poner palabras a un
sentimiento que es un continuo cambiar.
Vivir es cambio, cambiar cada instante y mucho
menos que un instante. En cada momento somos algo diferente, hemos cambiado.
Porque preocuparse de lo que éramos o lo que no somos y de lo que seremos y no
seremos.
A veces callar y no decir, cuando nos sentimos
más llenos de palabras, sintiendo y queriendo, como una gota de agua que corre
por el cristal…frio, resbala, transparente, lluvia, humedad, emoción, soñar,
creer…sentir, solo sentir.
Y mientras sentimos y creemos, volamos hacia
nuestro interior que nos impulsa hacia el todo.
Ese todo externo que somos nosotros…todo y
nada. Donde está el vacio que se llena de nuestra energía que es la de todos.
Hypatia está conmigo y me ayuda a seguir en el
descubrimiento de mi misma y del todo, que es lo mismo. Esa embriaguez que da
el vivir rodeado de este mundo tan magnífico donde hay tanto por descubrir.
Toda esta información en nuestras manos y sin que nadie la toque. Atreveros a
usar aunque sea un poquito y veréis el gozo que representa sentir que
entendemos ese todo. Entender es sentir y sentir es entender, así de fácil.
Os invito a seguir el camino de una hormiga, a
imaginar la historia oculta que pueden tener el ajedrez; la historia de amor entre la reina blanca y el
rey negro, los cuchicheos de la corte, ufff...
Os invito a que durante un minuto al día
hagáis una cosa de niños. Tirar un libro al aire y aplaudir antes de que vuelva
a vuestras manos. Hacer una mueca mirando un escaparate…Dejar volar vuestra
imaginación. Si queréis después me lo contáis. Un foro de niños siempre es muy
divertido y ocurrente. Se pueden sanar muchas cosas así.
Aunque las palabras hagan pequeña la hazaña,
siempre es mejor comunicarse que no contar nada. Nos hará creer en nuestra libertad. En
sentirnos libres de hacer y de creer. De momento la palabra es la comunicación
entre nosotros aunque, cada día hay
pensamientos de otros que entran en nuestra mente sin mediar palabras.
Creer es poder, eso dice el refrán, así que
pongamos en marcha el yo creo, tú crees, él cree,…y quizás decantemos la
balanza de una vez, consigamos esa masa crítica que hablan las estadísticas y salgamos disparados cual cohete hacia otra
dimensión de amor, dejando atrás este lugar tan viejo y lleno de miedos.
Foto: Puerta dimensional planetaria ( Cedida por Mª del
Carmen Martínez Galindo)
Artículo publicado en “Utopía Azul” nº 94, Mar
del Plata
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